Quienes
votaron por Enrique Peñalosa para Alcalde de Bogotá, han pedido en el
transcurso de estos meses que le demos tiempo para desarrollar su programa de
gobierno antes de criticarlo por todo.
A la fecha
son varias sus polémicas decisiones y sus desaciertos que han sido ampliamente
comentados y debatidos a través de diferentes medios de comunicación y en
especial en las redes sociales donde sus defensores y contradictores libran una
verdadera batalla campal.
Y por qué
no decirlo, es que el Alcalde ha dado papaya para las críticas: sus
innecesarias mentiras sobre sus títulos de doctorado y maestría ya elevadas a
la categoría de delito y su polémica propuesta de urbanizar la reserva Van der
Hammen, por nombrar solo 2 de sus embarradas, ya de por sí hubieran sido
suficientes para pensar en su renuncia o revocatoria.
Lo hemos
observado con paciencia, pero frente al Plan de Desarrollo, Bogotá Mejor para
todos (2016-2020), presentado por su administración y aprobado en primer debate
del Concejo, es imposible callar.
En este Plan
están los artículos que permiten llevar a cabo el proyecto del metro elevado, la
enajenación de las acciones de la ETB y el pago por transitar en pico y placa,
entre otros, que entrarían en vigencia si la plenaria del Concejo lo aprueba.
Sobre el
metro elevado ya la Contraloría ha dicho que no debería contar con vigencias
futuras, ya aprobadas por el Concejo, pues ellas solo se pueden
autorizar para obras cuyos estudios “incluyan la definición de obras
prioritarias e ingeniería de detalle”, algo que en este momento aplicaría pero
para el metro subterráneo, ya que la propuesta de metro elevado no cuenta con ingeniería
de detalle. O sea que el sueño de metro para Bogotá no pasará de ser eso, y nos
quedaremos sin la columna vertebral de la solución para el problema de
movilidad de la ciudad.
Con
relación a la venta de la ETB, la misma Contraloría indica que el Distrito no
ha presentado un estudio serio que analice los diferentes escenarios antes de
decidir la enajención de sus acciones y este ente de control examina de forma
detallada la situación de la empresa encontrando muchas fortalezas en ella. Da
la impresión que la ciudad saldrá de un activo estratégico, con mucho futuro,
por el solo prurito de la privatización y por la visión cortoplacista de
aquellos políticos que solo piensan en brillar durante su periodo y no en el
futuro de la ciudad y en el bienestar de sus habitantes.
Y el pago
por transitar en pico y plata es quizá la medida que da la dimensión del
Alcalde. Quienes salimos a las urnas para elegir alcalde de Bogotá, cualquiera
fuera el candidato, teníamos en común 2 peticiones: arreglar el problema de
movilidad y la seguridad ciudadana. Y esta medida no soluciona nada, sino que
por el contrario agrava la situación en estas materias.
Nadie que tenga
los recursos para pagar por transitar en pico y placa dejará de comprar un
carro, y si con pico y placa para todos, esta ciudad se mueve a una velocidad mínima,
imagínense la congestión de las vías de la ciudad con más carros, en medio de motos, ciclas y
peatones.
Se trata de
desestimular el uso de carro, no de darle gabelas a los más pudientes para que puedan
transitar por la ciudad, impacientes pero en la comodidad de sus innumerables carros,
sin tener que montar en “Transmilleno”.
Y se trata
también y por sobre todo señor Alcalde de hacer de esta Bogotá, una ciudad
incluyente, con igualdad de oportunidades, con vivienda, salud, educación,
recreación, cultura y transporte público para todos, desde Usme y Bosa hasta Suba
y Usaquén, sin distingo de clases ni de bolsillos, sin discriminaciones, y no
de una Bogotá para los que pueden pagar y otra para los que no pueden.
Si las
cosas siguen como van, tendremos una Bogotá peor para todos: ricos y pobres
atascados en medio del caos de movilidad y víctimas de la inseguridad
exacerbada pues es bien sabido que la causa de la misma y de la violencia radican
en la pobreza, la exclusión y la profunda desigualdad social.
Margarita Obregón
No hay comentarios:
Publicar un comentario